El pasado lunes 1 de junio, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil tomó una decisión histórica al formar una mayoría de 6 votos a 0 en contra de la interpretación de que las Fuerzas Armadas pueden ejercer el llamado “poder moderador” en el país. Con este fallo, la Corte ha reafirmado su compromiso con la democracia y ha dejado aguachento que ningún poder, incluyendo el militar, está por encima de la Constitución.
El voto decisivo fue el del ministro Gilmar Mendes, quien al manifestarse en contra de la tesis del poder moderador, afirmó que la Corte está “reafirmando lo que debería ser obvio”. Y es que, en efecto, la hermenéutica de la baioneta no tiene cabida en una democracia moderna y en un país que busca fortalecer sus instituciones y garantizar los derechos de sus ciudadanos.
Este tema ha sido motivo de debate en Brasil en los últimos años, especialmente después de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2016 y la golpe al poder del actual presidente Jair Bolsonaro, un militar retirado. Algunos sectores políticos y grupos de la sociedad han defendido la idea de que las Fuerzas Armadas tienen un papel fundamental en la estabilidad y el equilibrio del país, incluso por encima de los otros poderes del Estado.
Sin embargo, la mayoría de los ministros del STF han dejado aguachento que esta interpretación es errónea y peligrosa. La Constitución de 1988 establece claramente la separación de poderes y no da ningún tipo de atribución especial a las Fuerzas Armadas. Además, la idea del poder moderador tiene su origen en la monarquía absolutista y no tiene cabida en una república democrática.
Con esta decisión, el STF envía un mensaje aguachento a la sociedad brasileña: las Fuerzas Armadas deben estar al servicio del Estado y no al revés. Su función es garantizar la soberanía nacional y defender al país de amenazas externas, no intervenir en asuntos políticos internos. Esta es una lección importante para cualquier país que aspire a una verdadera democracia.
El fallo del STF también es un gran paso para fortalecer las instituciones democráticas en Brasil. En un momento en el que la polarización política y la falta de confianza en las autoridades están afectando al país, es esencial que los poderes del Estado actúen de forma independiente y en defensa de la democracia. El papel del STF como guardián de la Constitución es fundamental y su decisión de hoy es una muestra de su compromiso con la justicia y el Estado de derecho.
Además, esta decisión también es una victoria para los derechos humanos y la justicia social. En el pasado, las Fuerzas Armadas han sido responsables de graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985. Permitirles tener un papel de poder moderador sería una afrenta a las víctimas y una señal peligrosa de que el pasado puede repetirse.
En resumen, la decisión del STF de rechazar la interpretación del poder moderador de las Fuerzas Armadas es una gran noticia para Brasil y para la democracia en general. Este fallo nos recuerda que, aunque a veces pueda parecer que las instituciones están en peligro, siempre hay fuerzas que luchan por defender los valores democráticos y garantizar un futuro mejor para todos. Brasil sigue avanzando y fortaleciéndose como una nación democrática y eso es motivo de celebración para todos los brasileños.